Sin disparar un tiro de una unidad rusa en Crimea, Rusia ha acogido a esta península estratégica del Mar Negro, dentro de su territorio. Tal como Stalin lo hizo tras la Segunda Guerra Mundial, tras la reunión de Yalta. La URSS no necesitó invadir nada, anexionó, aprovechando su presencia en el territorio europeo, tras la caída nazi en la Europa Oriental. 
Esto lo recordaba Churchill permanentemente en los días previos al desarrollo del Telón de Acero, ante sus aliados.
De la misma forma que Rusia ha aprovechado su oportunidad para asegurar el enclave militar de Sebastopol. Tenía la presencia militar en la zona y a la par la proclive tendencia mayoritaria de la población rusa de abrazar al “viejo imperio”. Hay un 25% de ucranios que viven en Crimea (la mayoría rusoparlantes) y un 10% de tártaros. En un gesto político en la comparecencia de Putin este 18 de marzo de 2014, asegura los derechos políticos y culturales de las minorías con la equiparación del trilingüismo de todas las etnias. De hecho pide al Senado Ruso, que Crimea y la ciudad autónoma de Sebastópol entren en la Federación Rusa como miembros de pleno derecho.
Dos hechos básicos de esta situación. Primero, en occidente y en especial en la Unión Europea vimos con buenos ojos la caída de forma antidemocrática del sistema político ucranio. Ello es así, porque no hubo ni elección, ni sistema plebiscitario de forma legal que lo amparara. Craso error de la UE. NO podemos, ni debemos defender estos actos, por más que repugnara el régimen de Yanúkovich y las simpatías que deparara el movimiento del Maidán. Esto es una lección de la Historia que no debemos olvidar.
Segundo: Rusia ha decidido establecer una línea roja de su aspiraciones geopolíticas. Aspira a ser una potencia mundial, otra vez, sin llegar a ser un hegemón como su eterno enemigo: los EEUU; y esta vez fijando nuevos amigos. Los guiños realizados a China e India, en su alocución, para iniciar una cooperación, para agradecer su plácet a la anexión, establece otra de las nuevas líneas políticas sobre las que va a trabajar el Kremlin. Las citas nada veladas a la OTAN, a quien invita a dialogar, pero no a que se expanda en las otrora fronteras de la Unión Soviética, y menos en Ucrania, con el significado simbólico que para Rusia tiene este territorio.
Hoy, el ministro de asuntos exteriores de Francia anuncia la salida del G8 de Rusia, EEUU y 
la UE anuncian medidas económicas contra Rusia. Habrá que ver la evolución del rublo y su cotización internacional los próximos días, y sobre todo la “guerra” energética que se viene en ciernes entre Alemania y la UE más oriental, por su dependencia con el gas natural ruso. España, al menos, no se verá afectada por este extremo.
Está por ver hasta dónde llevará este juego Putin. Un juego muy serio, truncado el derecho internacional (una vez más), ya lo hemos visto en los Balcanes (sigue sin estar resuelto) y estableciendo una imaginaria “línea Maginot” a la OTAN con el aviso de “NO traspasar”, queda inaugurada esta Neo Guerra Fría, que irá en crescendo los próximos días. La cuestión es: ¿será flor de unas semanas, para lograr una anexión, que no supone nada a nivel geostratégico para Europa y EEUU?, Crimea era militarmente rusa, aún estando en Ucrania?, ¿es un intento de Rusia de recuperar moral interna frente a sus desafíos?, ¿permitirá EEUU que esto pase sin consecuencias? (lo dudo), y, lo peor, ¿sabrá la Unión Europea hacer una lectura de futuro de esto?
Yo respondo. Necesitamos un SEAE que funcione, que actúe con una sola voz, coordinadamente. Y sobre todo necesitamos avanzar hacia la Unión Política y la Unión Militar. ¿Hay alguna duda que en un escenario internacional como el actual, necesitamos desarrollar un Euroejército, tal como se previó en la década de los 50 del pasado siglo con el difunto proyecto de la CED?
Hoy hay más dudas e interrogantes en Europa que nunca. El 25 de mayo en las Elecciones Europeas nos jugamos mucho…
This work by Francisco Luis Benítez is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 4.0 Internacional