La Agenda Digital Europea

Tras el fracaso de la Agenda de Lisboa, a los europeos nos toca reinventarnos. Debemos encontrar nuestro espacio global en un mundo globalizado, que no es como nos enseñaron que debía ser. Es puede ser la clave,agenda-digital de por qué falló la mencionada agenda.

No estamos en momentos para ensayos, nos jugamos el futuro del continente a una carta, para defender un modelo político social, gravemente amenazado, no por las economías emergentes (especialmente el grupo BRIC), sino por la ausencia de una Gobernanza Mundial, y en especial de los mercados financieros. Los mercados, que han dejado de lado los sistemas productivos, para ser tan sólo mercados especulativos de dinero.

La respuesta de la UE a ese opaco futuro, se llama Estrategia 2020, a la que ya me he referido en este blog en otras ocasiones. En ella, se marcan las pautas a seguir para que Europa pueda seguir siendo “alguien” en el escenario internacional, y tener nuestra oportunidad en un mercado y un sistema social, que será totalmente diferente al actual cuando termine la década, que acaba de comenzar.

En esencia la Europa 2020, es la estrategia de crecimiento para la próxima década, con tres prioridades muy claras: conseguir un crecimiento sostenible, “inteligente” e inclusivo para toda la sociedad. Y para desarrollar esa estrategia se fijan 5 objetivos políticos prioritarios: empleo, innovación, educación, inclusión social, y la política energética y de cambio climático. En este mes, el Consejo Europeo hará el primer análisis de cómo se están implantando los mecanismos de puesta en marcha y seguimiento de la estrategia a nivel nacional. Será un excelente momento para ver, si las sinergias necesarias para desarrollar tan ambicioso plan, se van a construir sobre sólidos cimientos (Prometo post sobre este tema en abril).

En datos, significa que en 2020 la Unión pretende estos 5 objetivos básicos:

  1. EL 75% de la población entre 20 y 64 años debe estar empleada.
  2. Al menos un 3% del PIB de la UE debe estar destinado a la I+D
  3. Haber reducido un 20% la tasa de emisión de gases invernadero (volver a los números de 1990), aumentar un 20% el uso de las energías renovables y conseguir un 20% de mayor eficiencia en los sistemas energéticos.
  4. Reducir a menos del 10% la tasa de abandono escolar y que el 40% de los que en ese momento tengan entre 30-34 años hayan terminado estudios universitarios.
  5. Por último, que haya menos de 20 millones de europeos en situación de pobreza o de exclusión social.

Estos son los grandes principios de la Estrategia 2020, pero hay un instrumento muy especial que se centra en la tesis del crecimiento inteligente, me refiero a la Agenda Digital Europea. Las bases políticas de esta agenda fueron definidas durante la pasada Presidencia Española de la UE, en la llamada Declaración de Granada del pasado 19 de abril de 2010, en la reunión informal de Ministros de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información del Consejo, donde se sentaron las bases del camino que debe trazar la Agenda Digital Europea en la presente década recién comenzada.

La Agenda quedó definitivamente establecida en la Comunicación del Consejo al Parlamento Europeo COM(2010) 245 Final/2 del 26 de julio de 2010, en el que se establecen una serie de principios básicos de actuación: la creación de un mercado único digital “dinámico”; la interoperabilidad de operadores y aparatos, así como de las normas que desarrollan este mercado; el desarrollo de un sistema de confianza y seguridad en medios digitales para los usuarios; el desarrollo de un acceso rápido y ultrarrápido a internet; la creación de un sistema de I+D+i europeo; la capacitación y alfabetización de la población para la inclusión digital; y por último desarrollar un sistema social que redunde en hacer llegar los beneficios que las TIC dan a la sociedad.

Por ello, se habla de una agenda para el crecimiento inteligente e incluyente, con dos vectores a tener en cuenta: ha de ser sostenible y tiene que tener en cuenta el envejecimiento demográfico de nuestra población.

Es, sin duda, una de las 7 iniciativas emblemáticas de la Estrategia 2020. Pero yo me atrevo a decir que es la que definirá el futuro de nuestro continente. Incide en algo tan necesario, como mortal de necesidad: el establecimiento de una respuesta unificada a todos los retos que plantean este desafío, aún a pesar de la gran cantidad de obstáculos que recoge la propia ADE, como la fragmentación del mercado digital o la falta de interoperabilidad.

Aún así, es un reto apasionante, y fija objetivos concretos y sistemas concretos a desarrollar, tanto por las instituciones europeas como por los estados miembros; y apuesta (aunque no muy decididamente) por el desarrollo de una estrategia de I+D+i en el ámbito público de carácter europeo, para incrementar la eficacia y el establecimiento de asociaciones público-privadas con el objetivo de la comercialización de nuevos servicios y productos y el desarrollo de nuevas patentes.

A pesar de los objetivos ambiciosos del plan, hay algo que me preocupa. A la hora de definir una herramienta de estas características y su articulación institucional, hay algo que falla. No se ha dotado al ADE de una flexibilidad y capacidad de adaptar los objetivos en función del mercado. Son dos grandes objetivos los que preocupan, que son geniales: la interoperabilidad en todos los sentidos y la inclusión social y el crecimiento sostenible, pero olvidan nuestros gestores europeos, lo que significa planificar en este campo.

Vivimos en una sociedad tremendamente acelerada, con cambios tecnológicos y de uso social de las tecnologías en constante evolución. De hecho se prevé que en esta década, tendrán eclosión dos tecnologías que romperán con el paradigma de uso dominante en nuestros entornos: me refiero al grafeno y la computación cuántica, y por ello, echo en falta algún campo de acción que aúne los centros de investigación europeos y los responsables de I+D+i de los gobiernos nacionales, para dar una respuesta coordinada, a los retos que plantearán estas tecnologías. Creo que hubiera sido interesante, tener un mecanismo desarrollado en la ADE ante la posibilidad de los cambios que experimentaremos a lo largo de la década. aprovechando los esfuerzos de coordinación y respuesta unificada que exige la Agenda Digital Europea.

No obstante los mimbres están dispuestos. La pregunta es: ¿estamos preparados para afrontar un reto, que pondrá al límite nuestra estructura institucional?

Yo creo que sí, sólo depende de la suma de nuestros esfuerzos individuales.

4 comentarios en «La Agenda Digital Europea»

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