¿Paradojas del escenario internacional?

A menudo en mis conferencias recalco dos cuestiones. Primera: estamos viviendo un cambio de épocay no una época de cambios. Y, segunda: de la misma forma que el siglo XX terminó en 1989 con la Caída del Muro, el XXI 28673332no ha comenzado a dar sus primeros pasos hasta ahora.

Este casi cuarto de siglo intermedio ha sido la barrera difusa de transición entre un siglo y otro. La barbaridad del 11-S, así como los atentados de Londres y Madrid, por parte del extremismo islámico alienante, fueron un intento de desestabilizar los rescoldos del hundimiento del sistema bipolar en el que vivimos, desde algo más tarde del término de la Segunda Guerra Mundial (Período que también vivió sus límites difusos).

Asistimos perplejos y contrariados a lo que ocurre en el sur del Mediterráneo y en Oriente Medio. Esa perplejidad deriva, de que nadie podía prever lo que está ocurriendo. No se hablaba de ello, pero era un territorio común de las democracias occidentales, que era mejor un dictador proocidental en esos territorios, que una futura región democrática en manos de quién sabe. La visión eurocéntrica de la democracia y militarista de dominio por parte de los EE.UU., nos hacía creer en un espacio de “seguridad” a costa del sufrimiento de las poblaciones de esos países.

Otro territorio común, ha sido el de imponer la tesis oficial, con el beneplácito de los medios de comunicación de todo el orbe occidental, de que estas poblaciones serían pasto de los radicales islámicos, si no existiera un férreo, antidemocrático y antisocial control de las mismas.

Nada más lejos de la realidad. El extremismo de Bin Laden y talibanes, está más que en entredicho. La prueba palpable la vimos el año pasado en Irán, con la “revolución verde” en la que la gente se echó a la calle para protestar por el resultado de las elecciones y de paso por el régimen de los Ayatolahs. Fue un primer aviso. Como en cualquier sociedad, sólo los radicales son una minoría. Vivimos en una sociedad hiperconectada, que conecta y comunica a sociedades dispares a la vez, tejiendo espacios comunes al mismo tiempo, y el mundo islámico no es una excepción. Sí, querido lector el mundo islámico, sin ningún tipo de miedo. O, acaso da miedo decir la Europa o la Norte América cristiana, ¿no?, ¿verdad?

Pues es solo eso, hay que aceptar la dimensión cultural y social del Islam, como un conjunto de relaciones antropológicas que tienen varias lecturas. No todo el mundo acepta la Sharia, y por supuesto esta tiene varias lecturas, según que tipo de escuela religiosa siga quien la interprete (Acaso no pasa esto mismo en el cristianismo o en el judaísmo). Aclarada esta cuestión, la de desrradicalizar el concepto de islamismo, procedo con lo que realmente quiero escribir en este post.

La cuestión, es que Túnez, el germen de las revueltas no deja de ser un aviso de que las sociedades quieren ser democráticas y quieren escribir su propio destino. Acaso es lógico, que la juventud de estos países vea como se desangran los mismos, viendo como emigran hacia Europa sus gentes por no tener ninguna oportunidad para superar en conjunto los objetivos de convivencia y crecimiento de sus respectivas naciones. No es acaso, este principio extrapolable a Egipto, Libia, Argelia o Bahrein.

Dicho esto, no es acaso normal, que los iraníes vuelvan a la calle para exigir lo mismo que hace un año: democracia, tolerancia y respeto a los que disienten y piensan de otra forma. Es acaso esto inasumible. La respuesta es clara: No.

Pero es que desarrollar nuevas políticas, para nuevos tiempos es un reto a la altura de muy pocos estadistas a nivel mundial. Por desgracia, carecemos de liderazgos de verdad en Europa, y por desgracia utilizamos las “armas” democráticas del Tratado de Lisboa de forma ineficiente. Por no decir, que no las utilizamos. Lean si quieren la Nota de Prensa emitida por el Gabinete de la inane Señora Ashton en el día de ayer.

Además, tanto EE.UU. como Europa han de estar preparadas para echar una mano a los gobiernos de transición, y lo que es más importante a los gobiernos que salgan de las urnas en los comicios que tengan lugar en los próximos meses. Pero la realidad es que la mayoría de las cancillerías solo estaban preocupadas por tener “contentos” a los siniestros jefes de estos regímenes, para garantizarse en primer lugar sus reservas de crudo y gas natural y en segundo lugar para garantizar una línea de defensa, contra el islamismo radical en sus propios territorios. Teniendo en cuenta, obviamente, el castillo de prebendas que ello exige para mantener “engrasados” estos sistemas. Por no hablar también, de los pingües beneficios de la industria armamentística a través de los traficantes de armas y las continúas violaciones de los principios de la claúsula del tercer país en la compraventa de armamento.

La cuestión es que en Túnez, se han puesto los cimientos para comenzar a construir una futura sociedad democrática, donde el islam tiene mucho que decir y reinventar. Pero debemos comenzar a encajar una visión poliédrica del mismo, con varias aristas y caras, y en las que tenemos que ayudarle a construir una cosmovisión de libertades y garantías comúnmente aceptadas en el planeta. Tenemos un espejo donde mirar. Se trata de Turquía, y el partido gobernante. En Europa o EE.UU. vemos normal que las diferentes comunidades cristianas, con la todopoderosa Iglesia Católica al frente, se inmiscuyan en la vida política, y en muchas ocasiones tensionando, desde una perspectiva político-religiosa a toda la sociedad. Y ello, es aceptado como normal. Esto ocurre en Turquía también, pero la sociedad turca tiene resortes garantistas, con sus tensiones, para que la cuerda no se rompa.

Todos los países han de tener su oportunidad de construir sus espacios de convivencia de acuerdo a su cosmovisión, que desde luego ha de ser aceptada a los lugares comunes de las democracias de todo el planeta. Y este es nuestro principal reto.

Recordemos, que la estrategia de Bin Laden y sus secuaces, era la de empujar a las poblaciones de los territorios islámicos a la jihad como única revolución contra los dictadores proocidentales. Esa idea, ha perdido toda la legitimidad en menos de un mes. El grueso de la población de Túnez y Egipto y el resto, tan sólo quieren su revolución personal, para construir una sociedad en la que poder avanzar y tener una oportunidad, construyendo espacios de libertad.

Es tan clara esta visión, que hasta Ahmadineyad realizó una declaración ayer bajo una hipocresía deleznable, criticando la actitud de Gadafi al bombardear a su pueblo. Precisamente él, que no tiene ningún problema para utilizar a la Guardia Revolucionaria iraní para masacrar a su pueblo, por no hablar de un sistema judicial no garantista que condena a muerte a quien se le antoja. Además en Libia queda todo por reinventar, toda vez que ha quedado demostrado que la “gran esperanza blanca” para occidente, su hijo Saif el Islam podría ser la solución de transición. Por desgracia, el hijo de Gadafi, es otro aspirante a sátrapa más.

Otro problema en la ecuación. El régimen de Bahrein (tradicional amigo de EE.UU. en la zona), régimen que está apoyado en una familia suní, frente a la gran mayoría de la población que es chií, de ahí la necesidad de traer mercenarios al país, que son fieles a la familia real, y que a cambio obtendrán compensaciones económicas, y lo que es más importante la nacionalidad para invertir la composición religioso demográfica del país. En las últimas horas, parece que ha aflojado la cuerda, con la liberación de líderes religiosos chiís.

En el día de hoy, Gadafi ha perdido el control del país, algunas agencias internacionales dicen que tan sólo controla el sur de Trípoli y que ciudades como Tobruk o Bengasi están bajo el control de los opositores. Opositores que según algunas agencias, pretenden incendiar los oleoductos (algo que es un sinsentido, ya que su balanza de pagos depende de la exportación de crudo y gas), y ya no sabemos si esto es información interesada o contrainformación de otro tipo de “agencias”. Aunque otras informan de que son órdenes explícitas de Gadafi, para aumentar el desasosiego de la población. Una vez más, la verdad es el rehén de los conflictos.

Recordemos que esas otras “agencias” han estado detrás de todas las dictaduras que controlan materias primas en toda África, investiguen un poco sobre Nigeria y entenderéis de que hablo.

De todas formas, me preocupa la NO voz de Europa en estos momentos. El Consejo y el Presidente de la UE deberían hacer un claro llamamiento a las poblaciones de estos países de que Europa va a estar con ellos para construir el futuro de sus naciones. Pero lo que transmitimos es que nos preocupa tan sólo lo que va a pasar con la ola de inmigración que se nos puede venir encima. Una cosa es preparar planes ante tal eventualidad, pero otra cosa es que esta cuestión marque la prioridad de la agenda política.

Una vez más, Europa es rehén de las miradas cortoplacistas de nuestros líderes, y no saber estar a la altura de las circunstancias. Me queda tan solo la esperanza de que el Parlamento Europeo sepa, por lo menos alzar la voz, para exigir acción no a la Comisión pero si al Consejo.

Recordad, estamos escribiendo las primeras páginas del futuro de nuestros vecinos y con nuestros vecinos. Y esto parece que nadie lo tiene en cuenta. Seguiremos expectantes.

P.D: Por cierto, los “de siempre” han aprovechado la incertidumbre, no para exhortar a las poblaciones a mantener actitudes democráticas y construir instituciones de esta corte. Para qué, es más fácil convivir en el caos y establecer líneas de defensa mediante el ataque. Adivinen que ha pasado en las últimas horas en Gaza.

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