Mientras Ucrania se divide por la mitad en dos corrientes sociales: una prorrusa y otra proeuropea, el euroescepticismo extiende sus tentáculos por el continente. Esta podría ser la entradilla de cualquier titular de la prensa escrita, en cualquier país de la Unión. Pero como todo, las noticias, y antes los hechos, hay que verlos en perspectiva. La actual situación es de desazón, desconcierto, desgobierno. Sí, desgobierno, como nunca antes se había experimentado. Desgobierno con ausencia de liderazgos y de ideas para “hacer futuro”. Agítense estos síntomas y el diagnóstico es claro: desafección y desinterés. Pero la realidad es tozuda, y lo que estamos experimentando es la generación de una ciudadanía que está cansada de pertenecer a democracias representativas. La ciudadanía quiere avanzar hacia democracias deliberativas como defiende Jürgen Habermas. Pero los obstáculos no son precisamente pequeños. Volviendo a Ucrania. Mientras […]