Cansado, muy cansado, exhausto… Esa es la sensación permanente que cada declaración de la Conferencia Episcopal y sus voceros me deja, comunicado tras comunicado. Dejemos claro algo desde el principio: a) soy agnóstico, tiendo a dudar de todo, no acepto dogma alguno; y a pesar de mi ética racionalista y que creo firmemente en la ciencia, lo que más me gusta de ésta es que permanentemente pone en duda todo avance real o hipotético; b) respeto profundamente todo credo y/o religión que no aliene la voluntad humana, ni al individuo, pero cada vez cuesta ser más tolerante ante la actitud de las religiones “principales”, especialmente en el judaismo, el fundamentalismo sionista; el cristianisno y sus corrientes extremistas (Opus Dei, creacionistas y sectas dispares especialmente activas en los EE.UU.) y como no el Islam, con sus corrientes que pretenden acabar con […]