Posverdades, hashtags y un POTUS desaforado

Son días “movidos” para la geopolítica mundial y para el futuro de la Democracia. Asistimos impávidos (y sin sobresaltarnos ya, lo cual es preocupante), ante los acontecimientos que se producen día tras día. Somos espectadores de lujo de aquella representación que tan acertadamente Christian Salmon definió como “la ceremonia caníbal”, la performance actual de la postpolítica, en la que ha devenido la acción política de nuestras ¿democracias?

Hay corrientes epistémicas que defienden que no es un problema de postpolítica, sino de que todavía no hemos sido capaces de desplegar democracias totales, debido a las amenazas de la globalización y cómo las grandes corporaciones han ido vaciando de legitimidad a las viejas estructuras de los estados-nación que no han sido capaces de transformarse en este escenario líquido y repleto de hiperincertidumbre.

Además, asistimos a mutaciones lentas pero inexorables de aparentes democracias hacia otro tipos de gobierno. Podemos pensar en Rusia (una clara cleptocracia exenta de división de poderes) o Turquía (una dictadura encubierta de Erdogan, que se permitió fingir un golpe de estado para purgar a toda su oposición). Pero dentro de la UE, asistimos sin inmutarnos al desmantelamiento de la democracia en Hungría por parte de Orban o la creación de un sistema nacionalista y excluyente en Polonia. Y no hacemos nada.

Que Wilders haya perdido en Holanda, o que Le Pen no despunte en las encuestas en la carrera presidencial francesa no nos debe distraer. El relato es claro: el miedo al “Otro” (Heidegger nos avisó sobre esta cuestión, y Focault en su estudio sobre las instituciones totales). El “Otro” como culpable de TODOS nuestros problemas (sean los que sean) y a cambio la necesidad de “más seguridad” sacrificando todo tipo de libertades. Todo por la Seguridad. La cuestión es: ¿qué seguridad?, ¿y para qué?

Están vaciando las democracias de contenido: primero fue el desmantelamiento del estado de bienestar, después los derechos laborales y educativos, ahora toca las libertades que hacen grandes a las democracias. Es el camino hacia la tiranía. El triunfo de los intolerantes y los excluyentes.

En su reciente libro “Sobre la Tiranía”, del historiador estadounidense Timothy Snyder lo avisa, poniendo el acento sobre la iniciada presidencia de Mr. Orange. Es más, no es un ensayo al uso, es un manual para activistas ProDemocracia (recomiendo encarecidamente su lectura y llevarlo a la práctica). Pero vayamos más allá. La Historia no está condenada a repetirse, pero las personas tenemos una tendencia inusitada a volver a trazar caminos fallidos con anterioridad.

Si queréis saber cómo esto que estamos viendo venir se puede prevenir, solo hace falta echar un vistazo a un clásico de la ciencia política, como lo es la República de Platón. En ella avisaba sobre cómo una democracia deviene en tiranía. Al fin y al cabo, vivió in situ como su democracia derivaba en una tiranía. De hecho, la sentencia de Socrates, fue ejecutada por un gobierno “democrático”.

La tiranía es una constante, y no hay que recurrir a Maquiavelo y su “príncipe” para desvelar como esto puede suceder. Hoy hay una “industria” comunicacional y tecnológica al servicio de la posverdad, que evidentemente complica como revelarla y someterla al juicio público como evidencia.

Veamos lo que ha ocurrido en esta primera semana de abril de 2017 que hoy concluye. Mientras el gobierno de Trump está acosado en varios frentes por sus vínculos con Rusia (por decirlo suavemente), con dimisiones, exasesores pidiendo inmunidad para declarar, y la caída de Bannon del Consejo de Seguridad Nacional. En ese contexto, Siria entra en el escenario para facilitar una salida bélica: el bombardeo de una base siria con 59 misiles Tomahawk en represalia al uso de armamento químico contra la población civil. De nada ha servido el que asistamos a la muerte de más de 300.000 personas y más de 10 millones de desplazados. Era Ahora el momento del ataque. No pienso entrar en su justificación (todos los gobiernos occidentales lo han aplaudido, por cierto). Lo que quiero hacer notar es el momento y el contexto.

En plena eclosión de noticias sobre la “influencia” rusa en la Casa Blanca, y los problemas del Kremlin con Al Asad, un aliado incómodo, pero necesario; porque le permite a Rusia tener un enclave aeronaval en el Mediterráneo; y aprovechando la visita de Estado de Xi Ping (Presidente chino) en EE.UU., precisamente en el momento más informal de la misma, en el complejo de Mar-a-lago de Trump en Florida, se suceden todos los hechos con precisión quirúrgica. No solo el bombardeo, sino la tibia reacción del Kremlin, la no-reacción china y la aquiescencia de la OTAN, la UE y quien quiera que tenga que opinar algo.

Resultado: primera victoria diplomática de Trump, el aplauso unánime de la prensa norteamericana, el desvío de la atención del foco pro-ruso; lo que se puede definir como la perfecta cortina de humo. El primer tanteo para ver que ocurre ante una escalada bélica.

El segundo paso ha ocurrido hoy: despliegue de una flota frente a Corea del Norte. Hoy la unidad que comanda el USS Carl Vinson ya está desplegado frente a las costas coreanas. Cualquier provocación será la justificación. Y Kim Jong-Un, no es precisamente un líder sosegado.

Tercer acto: es más que plausible. Atentado dentro de EEUU, bien por aflojar los niveles de prevención o bien (esto encantará a los conspiranoicos) gracias a un “inside job”. Esto último no es descabellado, hay muchas facciones de ultraderecha armadas hasta los dientes que siguen fanáticamente las mentiras de Breitbart y otras publicaciones basadas en “alternative facts”, que ayudarán a que se justifique un ataque de cualquier tipo, y por consiguiente, el comienzo del gobierno hacia la tiranía. Las bases se están ya sentando al respecto.

Mientras tanto, la Twittpolicy ya está al servicio de esta cuestión. Lo hace POTUS en su cuenta personal, y otros, sin ánimo bélico, pero si con el ánimo de laminar a la oposición disidente, saben del poder de las huestes del hashtag. Lo sabe bien Íñigo Errejón, y lo va a experimentar Manuela Carmena esta Semana Santa, que puede ser su semana de pasión. Son las viejas tácticas de siempre bajo la pátina de la novedad del medio.

Todo está escrito, todo ha sido interpretado. La cuestión es: ¿estamos preparados para detectarlo y no caer en viejas trampas?

Es la Democracia lo que está en juego. La verdadera democracia.

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