El 31 de octubre de hace 12 años se liberó el White Paper de Satoshi Nakamoto llamado “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System”, un revolucionario sistema que uniría los conceptos Bitcoin y Blockchain desde el inicio. Si bien los principios de la computación distribuida, las claves criptográficas y algunos elementos más ya estaban entre nosotros, Bitcoin iba mucho más allá.
El problema es que desde sus inicios este concepto criptofinanciero se convirtió en la moneda “oficial” de la Dark Web, así como ser un instrumento político para anarco-liberales de extrema derecha (que proclaman el fin del estado para dejarlo todo en manos de los propietarios), así como la extrema izquierda que pide el fin de la propiedad y la mancomunación de una propiedad distribuida controlada por el estado. Para entender el calado de estas dos antitéticas aproximaciones recomiendo la lectura del ensayo de David Golumbia “The Politics of Bitcoin. Software as Right-Wing Extremism“.
En este mundo pandémico y “trumpista” en el que nos hallamos, las voces de un sistema financiero no controlado por terceras partes es una llamada a la “liberación financiera”, pero ¿es el Bitcoin una panacea o una pesadilla?
A él le debemos el nacimiento de una tecnología, el Blockchain, que provocará cambios profundos en nuestra sociedad. Tanto económicos como sociales como culturales. Es más, su convergencia con otras como la Inteligencia Artificial, o la computación cuántica, hará que nuestra sociedad de 2030 pueda ser totalmente diferente a la actual. Especialmente en los modelos de gestión de la gobernanza de las organizaciones y la gestión de procesos a todos los niveles.
Tras 12 años desde su nacimiento, con la aparición de la blockchain 2.0, la red Ethereum y otros tipos de tecnologías de registro distribuido, como los DAG, Holochain o las redes neurales de Blockchain como RETIS. Todavía como consumidores o como ciudadanos no tenemos aplicaciones que nos hagan tener la sensación de que es una tecnología que “sirva” para algo. Eso sí, todos los bancos la utilizan ya hoy en día. Y Bitcoin ha llevado a que aparezcan las llamadas CBDCs, las stable-coins, y otras tantas derivaciones de dinero electrónico, que aumentarán la confusión. Como por ejemplo Libra de Facebook. Aquí os dejo mi opinión al respecto.
Blockchain no es lo mismo que Bitcoin
Pero en este post me quiero centrar en dos cuestiones bien diferentes. Por un lado, el Bitcoin no es el Blockchain. Fue el inicio, la primera red. De la misma forma, que no tengo ninguna duda que las redes de blockchain, o mejor dicho las DLTs futuras, no tendrán nada que ver con la ineficaz e insostenible red de Bitcoin actual.
El Bitcoin se ha convertido en una enorme red especulativa (como el oro), que está en manos de muy pocos grandes tenedores. Bitcoin no ha supuesto ninguna revolución financiera en sí mismo, salvo que abrió la puerta a sistemas financieros sin intermediarios y distribuidos. En la actualidad para poder “minar” Bitcoins o bien eres una empresa destinada a ello o eres un socio de un “pool” de minado. A título individual es casi imposible, y existen una serie de grandes “ballenas” (el nombre que se le da a quienes tienen grandes wallets de bitcoins) que controlan el mercado. El negocio de la criptominería queda muy bien explicado en este artículo de CoinTelegraph sobre cómo minar en altcoins.
La promesa de lo que debería ser el Bitcoin, en relación a los mercados financieros, es un mero espejismo. Es un banco más. El octavo del mundo, según el informe publicado por Business Leader en julio. Por lo tanto, es una pieza más del puzzle financiero. No ha cambiado nada. Toda la estructura financiera ha comenzado a invertir en tecnología blockchain, desde la gran banca a los intermediadores (con VISA al frente). Es decir, todo está cambiando, para que nada en el mundo financiero realmente cambie.
La Promesa del Blockchain
Con esto, no quiero decir que la tecnología blockchain esté fallando. De hecho no ha tenido ni la oportunidad de comenzar a hacer cambios. El Bitcoin nació con unas premisas que son un auténtico fraude social. Pero la capacidad transformativa del blockchain lejos de las soluciones financieras es toda una realidad. La posibilidad que ofrece como sistema transparente, colaborativo, descentralizado e inmutable es toda una oportunidad que originará cambios en la sociedad.
Cuando una nueva tecnología aparece, tiene aplicaciones prácticas y también negativas. En el caso del blockchain éstas apenas han comenzado su andadura. Y todo lo que se desarrolle en adelante, hará que el bitcoin y su primera red parezca prehistórico en cuestión de unos cuantos años.
Según el Hiper Ciclo de Gartner de 2019r, el blockchain apenas ha comenzado a trazar su curva de evolución. Y quedan muchos años por delante de investigación y desarrollo para su despliegue eficaz. Algo en lo que coincido plenamente.
El camino que tenemos adelante es más que interesante. Lleno de oportunidades, más aún en el contexto postcovid que devendrá. El blockchain puede ser una ayuda inestimable para empresas e instituciones, para adaptar sus culturas organizativas, sus sistemas de gobernanza y la gestión de sus procesos, a las demandas que exige la 4ª Revolución Industrial.
En ello estamos desde el MediaLab de la Universidad de Granada, desde el grupo de investigación MYDASS de la UGR y desde OnGranada. Conseguirlo depende de cómo seamos capaces de enfocar una tecnología que tiene todo pendiente para ser desplegado en beneficio de la sociedad.