En el día de hoy la edición española de FP [Foreing Policy] ha emitido una e-alerta en la que entre otros contenidos, uno ha despertado especialmente mi interés. Se trata de algo que llama poderosamente la atención.
Estamos acostumbrados a leer noticias sobre el recorte de derechos digitales (entre otros más básicos y acuciantes en los primeros lugares de los derechos humanos irrenunciables) en numerosos países del mundo. A todos y todas nos viene en este momento el nombre de países como China, Cuba, Corea del Norte, Irán, por citar unos ejemplos muy instalados en el imaginario colectivo…
Pero imaginemos que la lista dice: Australia, Francia, Argentina o India. La cuestión empieza a coger otro color y además logra que nos incomode, debido a la proximidad geográfica, cultural o democrática que sentimos empáticamente por tales estados.
Esto sin duda es un reflejo cada vez mayor de una escalada de recortes de derechos individuales iniciados con motivo de la nefasta fecha del 11-S en EE.UU., que por desgracia inició una serie de recortes y violaciones de derechos (muchas veces invisibles para la ciudadanía) que bajo el aparente paraguas de nuestra defensa ante ataques terroristas futuros, permitió a una pléyade de países democráticos iniciar un camino que a cualquier demócrata del mundo le provoca escalofríos.
En este sentido la aprobación por parte del gobierno Bush de la injusta (sobre todo para los estadounidenses) Patriot Act, inició una serie de juegos y triquiñuelas legales en la mayoría de los países occidentales para controlar los movimientos de los ciudadanos, especialmente en lo que a derechos digitales se refiere, y en concreto a los que tienen que ver con la Red.
De aquellos lodos, vinieron normativas tan absurdas como las que se implantaron en los aeropuertos del mundo, especialmente con el aviso de la bomba en un avión en el londinense aeropuerto de Heathrow, hace tres años, que originó una normativa tan secreta que la aplicación de la misma en el ámbito aeroportuario, era más estricta que lo que la norma decía y que a la postre convirtió el viaje en avión en un calvario personal.
Una vez más, bajo la premisa de la Seguridad, se cerceneban derechos civiles de la ciudadanía.
Pero los estados no cesan en intentar coaccionar a sus ciudadanos intentando acotar libertades que están ampliamente extendidas en la sociedad. No se trata de coaccionar, se trata de educar, de preparar a la ciudadanía para ser proactiva en la prevención de actividades realmente luctuosas para la sociedad, como la pederastria, la pornografía infantil, las asociaciones ilícitas que socavan los derechos sociales básicos… Estas son las acciones realmente perseguibles y punibles que hay que aislar socialmente.
Pero en países como Francia, lo que verdaderamente les preocupa es el intercambio de archivos en redes P2P y no lo anteriormente descrito. Por cierto camino que muchos nos tememos en España quiera seguir nuestra flamante Ministra de Cultura.
O el caso de Argentina, donde lo que les preocupa es la posible difamación que puedan sufrir los famosos y “famosillos” en Internet. Asunto verdaderamente preocupante en relación con la pornografía infantil u otras acciones delictivas.
O el caso de Corea del Sur, que bajo la excusa de la propaganda política de Corea del Norte, están constriñendo los derechos digitales de los coreanos del sur. Estoy convencido que numerosos grupos de ciudadanos coreanos del Sur, están planeando “fugarse” al paraiso comunista del Norte.
Son para llorar en algunas ocasiones los argumentos que se utilizan para controlarnos. Os dejo el link para que podáis seguir esta información en FP: Democracias que Censuran, y de paso os recomiendo que os suscribáis a la revista y a sus boletines digitales si sois fans de las relaciones internacionales.
Espero que os lleve a la reflexión de hacia donde vamos.
Un gran comentario!!!
Cuando tienes tiempo para escribir estos proyectos de premio pulitzer?