Con este nombre, los pasados 3 y 4 de octubre de 2013, la Oficina del Parlamento Europeo en España organizó un encuentro con activistas europeos (y activistas digitales) de eso que se llama sociedad civil, centrando el debate de la reunión en cómo incentivar la participación ciudadana de cara al proceso legislativo de 2014 en el que la ciudadanía europea seremos llamados a las urnas en mayo, en la que sin duda será la votación más trascendental a la que se enfrenta el Europarlamento desde su existencia.
Quiero subrayar mi agradecimiento al equipo de Ignacio Samper, el Director de la Oficina, por contar conmigo una vez más para poder participar activamente en algo que considero que no se hace con la suficiente insistencia: el proselitismo europeísta. Sí, como lees querido/a lector/a, he usado la palabra proselitismo, porque no queda otra que “evangelizar” a la ciudadanía europea sobre lo necesaria que es, más que nunca la Unión Europea.
La UE se ha convertido en la madrastra mala de un viejo cuento, lleno de tópicos y lugares comunes en quien depositar todas nuestras frustraciones personales y ciudadanas. Que nos recortan los presupuestos, la culpa es de “Bruselas”; que sube la prima de riesgo, la culpa es de “Europa”, y podría poner más ejemplos. Pero la realidad no es así. La teoría del “enemigo externo” es una vieja conocida, manoseada ad nauseam por quienes hoy gobiernan en nuestros respectivos estados.
Y así, es fácil llegar al actual contexto de desafección ciudadana ante Europa, preocupante y lacerante especialmente en España. Los españoles y españolas no somos conscientes de cuánto le debemos a Europa, en este último cuarto de siglo. El que ahora las cosas no vayan bien, no es culpa del entramado institucional europeo; es en gran medida nuestra imprevisión por hacer un modelo productivo viable y sostenible en el tiempo, y por otro nuestra debilidad subsiguiente aprovechada por un “mercado” ávido de ganancias rápidas y especulativas al que no importa el quién, el cómo ni el cuándo. Y por supuesto, ni cuántos caerán.
Por ello, y parte de nuestro diálogo, que no discusión, fue buscar medidas o acciones que ayuden al PE a buscar cómo explicar a la ciudadanía cuál es su función, qué hace y cómo acceder a él. Una cosa es cierta: el Parlamento Europeo es una de las instituciones democráticas más transparentes que existen en su modelo de gestión. Todas sus sesiones y documentos son accesibles, en tu idioma nacional.
Otra cuestión es cómo hacer más transparente la gestión de los lobbies que acceden a los eurodiputados; algo complejo y necesario. Más si cabe por el peyorativo epíteto que la palabra lobby tiene a oídos de un ciudadano español. Pero es que la acción de lobby es necesaria. No solo la hacen las grandes corporaciones y las grandes empresas. La hacen las pymes, las instituciones de todo nivel, fundaciones, medios de comunicación oenegés, asociaciones civiles, etc. En definitiva, todo el mundo que tiene que aportar algo al debate de cualquier proposición legislativa que discutan nuestros representantes en el Europarlamento. Algo que es lógico, y que necesita de mucha pedagogía para que sea entendido por el grueso de la población.
Pero si es por pedagogía, ni que decir tiene que allí incidimos en algo muy especial. La necesidad de establecer una asignatura común en toda la UE, desde primaria que enseñe a los futuros ciudadanos, no sólo la Historia de la Unión y de sus instituciones, si no a indicarles cómo funcionan y sobre todo como usar las instituciones europeas, para hacerlas más transparentes y efectivas. Si queremos un sistema de gobierno más abierto, basado en el oGov, en la transparencia y en la participación, hemos de enseñar a la ciudadanía como utilizar las herramientas a su disposición. Así no llegaríamos al momento actual sobre el desconocimiento que hay sobre la ICE (Iniciativa Ciudadana Europea) que permite que con un 1 millón de firmas de al menos 7 países europeos, se eleven al Parlamento y a la Comisión propuestas ciudadanas que obligatoriamente han de ser agendadas y tratada como un asunto más del orden del día. Esto es una poderosa herramienta, que nadie usa.
Por otro lado está la gran pregunta: ¿Qué ha hecho Europa por nosotros?
Es como la gran escena de los geniales Monty Pyton en la legendaria La Vida de Bryan, en el que el Frente Popular de Judea en una reunión intentaba desmoronar la ocupación romana de Judea, haciéndose la pregunta ¿Qué ha hecho Roma por nosotros?, lo mejor es que lo veáis y así entenderéis mejor el contexto:
La cuestión, es que después de los FEDER, FSE y FEOGA invertidos durante lustros, por no hablar del mercado y las oportunidades de crecimiento que nuestro ingreso nos ofreció en 1986, no sin haber hecho antes muchos sacrificios, ahora olvidados; ahora toca volver a hacer los deberes amplificados, por la coyuntura y por la inexistencia de un modelo productivo a medio/largo plazo. Las políticas actuales son suicidas, y nos llevan a la debacle. Pero esa es otra cuestión, que no fue tratada allí y no voy a tratar ahora.
La cuestión última es analizar que sin Europa, España sería ahora un reducto vacacional de recreo barato sin expectativas, retrasado y alejado de sus vecinos europeos. Pero es que, cuando las cosas van mal, nos gusta fijar un dedo acusador hacia fuera y no pensar en qué hemos hecho mal.
Ahora, lo que toca es repensar cómo la ciudadanía podemos ayudar a reactivar la democracia. Con más exigencias, no solo con el voto, sino con más implicación y participación. A los partidos nacionales les exigimos que se tomen en serio estas elecciones y que hablen de Europa, que se presenten como partidos europeos y con un solo programa, que postulen a su propio candidato a presidir la Comisión; y todo ello con la esperanza de que los medios descubran una nueva realidad y un nuevo plano de información: las políticas europeas.
Son muchos los retos y muchas las cosas que se dijeron allí, os dejo el grueso de las jornadas para presenciar el debate:
También os dejo el enlace a la propuesta de Manifiesto Ciudadano por Europa que el mes pasado puso en marcha la Oficina de PE en Madrid y sobre todo os animo a dialogar y SENTIPENSAR en europeo, un bello “palabro” que adoptamos en #parlamentar2013 y que os animo a experimentar.
Por cierto, fue un placer volver a coincidir con Encarna Hernández, con Dídac Gutiérrez, con Jorge J. Morante y descubrir a nuevos activistas como Salvador Llaudes, Patricia Guasp o Mónica Armada.
Ni que decir del encomiable y entusiasta trabajo de Bárbara Quilez y haber conocido personalmente a María Irigoyen, Europdiputada del Grupo S&D.
Seguiré informando en clave europea en los próximos meses. En 2014 nos jugamos mucho, porque Europa merece la pena…
Para mí también fue un placer volver a reencontrarnos los blogueros europeos para debatir.
Un abrazo,
Jorge Juan