Vivimos en una era digital de la infoxicación y de la hiperincertidumbre. Una sociedad en la que es difícil conciliar lo viejo con lo nuevo, y en la que además lo nuevo es excesivamente efímero. Destruimos conceptos y componemos nuevos a una velocidad apabullante. Se desvanecen tecnologías, tendencias o hipótesis antes de que las aprehendamos. Pero un concepto emerge por encima de todo lo demás: el algoritmo. Reconozcámoslo, vivimos en una sociedad del ruido, donde pensar, razonar y discurrir cada vez es más difícil. La “tuiterización” de la comunicación y la estanqueidad informativa a la que nos obligan las Big 5 lo hacen todo cada vez más cacofónico. Vivimos apenas en un presente continuo, que no es capaz de volver a redefinir la necesidad del largo plazo ante los desafíos planetarios que tenemos ante nosotros, como la emergencia climática o […]