Sí, no sé si son unas tablas, tal y como canónicamente se entiende en el ajedrez; no sé si somos los efectos colaterales de unas estrategias que son más efectistas que necesarias para la urgencia social y económica de este país; o peor aún, y es lo que me temo, somos el resultado de un fracaso como sociedad. Asistimos ante la ceremonia caníbal, tal como ilustró Christian Salmon, del actual “politainment“, de esa performance política, construida más por entretener y buscar filias y fobias, que por buscar una construcción pedagógica de la acción política de la sociedad, fruto de un necesario pacto entre ciudadanos y políticos. Lejos de eso, asistimos a una eterna versión más de “Saturno devorando a sus hijos”. Porque lo que tenemos ante nosotros, ante el abismo de la repetición electoral, es el fracaso de una sociedad. […]