Hoy se conmemora el Día de Europa, el 9 de mayo. Debería ser fiesta en toda la Unión. Un día para celebrar, lo que esta época de paz y solidaridad ha traído a un territorio vejado históricamente por derramamientos de sangre y odio entre vecinos colindantes. Hoy debería ser un día de hermanamiento, de banderas azules y de empoderamiento de quienes conforman la Unión Europa: sus ciudadanas y ciudadanos. Pero no, desde los 70 del pasado siglo, lo que se empoderó fueron mercancías y bienes de todo tipo y se olvidaron de lo principal: las personas. Seguimos sin tener una opinión pública europea, nadie siente que pertenece a algo superior, algo que se ha construido sin derramar sangre, que pese a sus defectos, ha desarrollado una zona de progreso como jamás se ha visto en la historia de la Humanidad. […]