A menos de un mes vista para que España asuma la Presidencia de la UE en su cuarta oportunidad, este fin de semana veíamos como en Rumanía se celebraban ¿elecciones? en este país, del otrora bloque oriental de la vieja división de Europa. Antes que nada quiero precisar, que no sólo no me incomoda la actual Europa a 27, es más creo que hacen falta más incorporaciones, pero no a cualquier precio. Y por supuesto Rumanía es un claro ejemplo de ello, pero está pagando parte de los errores de una incorporación temprana en una estructura europea con un armazón institucional claramente deficiente para hacer frente no sólo a los retos que planteaba la integración europea a principios de esta década, si no a los que ya tiene por delante, con un nuevo tablero de las relaciones internacionales que nadie supo preveer en los estertores del pasado siglo XX, y lo que es más asombroso en el albor de este confuso e intrincado comienzo del siglo XX.
A falta de tener información más completa, los resultados son claramente desconcertantes. En el corazón de Europa, en uno de los miembros del club de los países más democráticos del Planeta Tierra, se han dado indicios de “pucherazo” electoral. No sólo por parte del partido gobernante el PDL (centro derecha) de Basescu, sino también por parte del Partido Socialdemócrata de Mircea Geoana. El ganador ha obtenido un 50’33% de los sufragios, frente al 49’66% del PSD. Lo preocupante ya no es sólo la no asunción de la validez de los datos del recuento (algo impensable en ningún país de nuestro entorno, incluido el nuestro), lo que más me ha preocupado son declaraciones del tipo de las que hizo el portavoz del PSD, Victor Ponta, que sin rubor ante los medios de comunicación ha llegado a afirmar que “el sistema del fraude electoral del PDL funcionó mejor” (sic).
Rumanía además se haya en una profunda degeneración económica. Este año se prevé que el PIB disminuirá un 8% y además tiene graves problemas para desbloquear la ayuda comprometida del FMI por valor de 2.500 millones de euros. Mientras que el PDL está ya pensando una coalición de gobierno con los liberales, Rumanía sigue constando como el país más corrupto de Europa, no logra incentivar la economía y la total falta de inversiones extranjeras muy lastradas por los problemas de corrupción y de falta de reestructuración de la economía.
Siendo esta la situación de Rumanía en la UE (algo que podría ser extrapolable a otros estados de la UE, con variables de los datos más negativos que asolan Rumanía), la misma no es totalmente achacable al propio país. Su incorporación temprana a la UE, junto a otros estados, como resultado de la presión de los frenos de la Unión como Reino Unido, algunos países del Norte de Europa y especialmente la presión del aliado del otro lado del Atlántico; por un lado para ampliar la idea de una OTAN hasta la misma frontera occidental de Rusia y, por otro, frenar la expansión de una Europa comercialmente muy fuerte y con un modelo político de expansión basado en la cooperación y no en la dominación, han originado todos los problemas que lastran de fondo a la UE.
Recordemos que durante la discusión de la ampliación de 15 a 27, se discutió que previamente era necesario reformar el esqueleto institucional de la Unión con el fin de reforzarla internamente: esto es haciéndola más democrática, reforzando el papel del Parlamento y dando a la ciudadanía más capacidad de decisión directa, es decir, una UE más representativa de la sociedad europea. Todo ello se debía plasmar en una Constitución para Europa, en la que quedaran bien definidas las cuestiones que atañen a las políticas europeas y su nivel de interrelación con los estados y la ciudadanía.
En paralalelo se discutía la necesidad de exigir a los aplicantes, una serie de reformas estructurales democráticas y económicas que permitieran incorporar a su acervo político y jurídico el mínimo común con el resto de los miembros de la UE. Justo cabe recordar aquí los ingentes esfuerzos que se exigieron a España y Portugal para su entrada efectiva en 1986, y lo exiguo de los mismos que ocurrió para Grecia. (Fue una clara exigencia de EE.UU. a la UE para evitar problemas fronterizos con Turquía y otros países del extinto bloque soviético).
Finalmente se decidió por el “modelo griego” si se me permite tal afirmación, y todo lo que trajo es lo que ya sabemos. Sistemas de bloqueo continuos al desarrollo de una Europa de los ciudadanos y de corte federal. Países como el Reino Unido han encontrado apoyos firmes como Polonia y la República Checa para ayudar a ser un freno.
La cuestión es, ahora que hace 7 días que entró en vigor el Tratado de Lisboa (Tratado que no Constitución Europea), estamos en un momento para revisar las reformas detectadas y necesarias, para avanzar o nos conformaremos con seguir haciendo de victorias pírricas como la entrada en vigor de Lisboa un hecho concluyente.
España, y el Presidente Zapatero, tienen una tarea importante al respecto. No es tiempo de declaraciones, y sí de políticas en pro de activar mecanismos políticos que activen a los agentes más europeístas del continente. La otra visión ya sabemos donde nos lleva: seguir siendo marionetas de la política internacional. Hay demasiados actores, ya no es sólo EE.UU. y Rusia, es China, la India, Brasil, Irán y otros elementos tanto del G20 como de los países emergentes. Ya no hay tiempo para dudar, es tiempo de actuar.
Rumanía, es un claro ejemplo de que tenemos una enfermedad. Tenemos la obligación de sanar a ese enfermo entre todos y de poner en marcha mecanismos que impidan que se vuelvan a repetir casos como el que nos ocupa.
Y tú, ¿qué opinas?