Una de las cuestiones que la Presidencia Española de la UE podrá presentar como un gran éxito del Semestre,es el acuerdo que por fin sellarán Bruselas y Washington este mes de abril. Se trata del acuerdo bilateral entre la UE y EE.UU. para rubricar el Acuerdo de “Cielos Abiertos”, el acuerdo que completará la liberalización del mercado áereo entre ambos lados del Atlántico. Esta apertura se inició en 2007, con la puesta en marcha de la primera fase del convenio (que entró en vigor el 30 de marzo de 2008).
Esto es lo que se conoce en el mundo aeronáutico como “Séptima Libertad”, que es el colofón a un largo periplo de coordinación, integración de normativas y regulaciones y sobre todo de desregulación y liberación del mercado (la parte más conflictiva de todos los acuerdos desarrollados hasta ahora). La ruta trazada establecía un período de puesta en marcha que finalizaba el próximo mes de noviembre, y que desde hacía tiempo daba la impresión que correría el riesgo de convertirse en papel mojado, de ahí que para la Presidencia Española, haya sido un reto de su Semestre (y que podrá contarse en el haber como un éxito de la gestión de la misma al frente del empuje de la UE en este sentido).
¿Qué siginifica este acuerdo? Son muchas las ventajas que aportará al mercado aeronáutico transatlántico y por supuesto a los usuarios de las líneas áreas y al desarrollo de nuevas rutas y “hubs” subregionales. La Séptima Libertad implica la posibilidad de volar desde EE.UU. o la UE, según el caso, a terceros países sin que tenga que existir ninguna escala en el país del que es la aerolínea. Por ejemplo Spanair podrá volar entre Nueva York y Montreal o American Airlines entre Madrid y Varsovia, por poner dos ejemplos claros (en el acuerdo entra Canadá).
Otra cuestión, no menos importante, es la liberalización del mercado del transporte áereo, cosa que a priori da ventaja a los “carriers” americanos (FedEx, UPS, etc.), frente a los europeos (donde destacan KLM y Lufthansa Cargo). Pero la cuestión más importante y la que ha sido más peliaguda de resolver es la que hace referencia al compromiso de ambas partes para eliminar las restricciones que limitan las participaciones empresariales. Así, las europeas no pueden controlar hoy más del 25% de las norteamericanas que, a su vez tienen limitado el 49,9% su derecho al voto en las de la UE. Con la entrada en vigor de esta liberalización estas limitaciones remitirán, lo cual supondrá un reordenamiento del mercado de las aerolíneas en los futuros meses.
El primero que veremos es como la alianza One World, con la participación mayoritaria de American Airlines, British Airways e Iberia (y estas dos últimas en proceso de fusión), se convertirá en el primer “mega carrier” integrado, de hecho ya controlan la mayoría de los slots entre Nueva York y Europa en los horarios más interesantes. Lo que viene será una carrera en la que Star Aliance y Sky Team, convergerán en nuevos entramados accionariales para no perder influencia en el corredor áereo más importante y dinámico del mundo.
La importancia de este acuerdo viene dada porque en caso de que no se hubiera llegado a un acuerdo la UE y EE.UU. habrían retirado todos los permisos provisionales dados desde 2007, lo que sin duda hubiera causado un caos en el mercado áereo , precisamente en un momento donde la recesión económica y los números rojos de las compañias áereas están siendo un verdadero dolor de cabeza para los consejos de administración de las aerolíneas.
Para terminar, destacar la labor del Ministro de Transportes del Gobierno de España, José Blanco, y su implicación en el desarrollo y desbloqueo de temas “eternos” del sector aeronáutico, como el que traigo a colación. Y no sólo es una impresión, desde enero, él mismo se ha encargado de desarrollar el acuerdo final, que vió el resultado final esta semana pasada en Bruselas. De hecho ha habido varias reuniones bilaterales de diferente nivel en Madrid, para desarrollar el mismo, tal como ha reconocido el máximo representante estadounidense para firmar el convenio, John Byerly Subsecretario Adjunto de Transportes, que acudió a la firma del acuerdo en Bruselas ataviado con un pin y una corbata conmemorativa de la Presidencia Española, gesto no muy común de la administración estadounidense, con sus socios europeos.
Sin duda, se acaban de sentar las bases de un nuevo mercado áereo, y no solamente en el Atlántico. El mercado aeronáutico mundial se reconfigurará una vez que entre en vigor este convenio.
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