Los retos del peligroso Determinismo Digital

En la actualidad, el mundo se encuentra inmerso en una revolución tecnológica sin precedentes, donde la inteligencia artificial (IA) ha emergido como una fuerza transformadora en casi todos los aspectos de la vida humana y los negocios. A medida que la IA se integra cada vez más en nuestras vidas, nos enfrentamos a un desafío crucial: el determinismo digital. En esta entrada exploraremos someramente los retos que plantea el determinismo digital debido al uso creciente de la inteligencia artificial.

¿Qué es el Determinismo Digital?

El determinismo digital se refiere a la idea de que nuestras vidas y decisiones están cada vez más influenciadas, e incluso controladas, por algoritmos y sistemas de IA. Estos sistemas toman decisiones basadas en datos y patrones, lo que a menudo resulta en una aparente falta de libre albedrío para las personas y una creciente homogeneización de la sociedad (estableciendo un eje polarizante, con menos cabida para las múltiples interpretaciones de la realidad que nuestra poliédrica sociedad nos ofrece). Por ello, este determinismo incipiente representa una serie de retos para nuestra sociedad que debemos tener en cuenta ante nuestro futuro inminente:

  1. Falta de transparencia: Uno de los mayores retos del determinismo digital es la falta de transparencia en cómo funcionan los algoritmos de IA. A menudo, estos algoritmos son cajas negras, lo que dificulta que las personas comprendan por qué se toman ciertas decisiones (algo que ocurre entre los propios investigadores y desarrolladores de los mismos). Esto puede llevar a la desconfianza en la tecnología y a preocupaciones sobre la privacidad, algo que debe ser estimado a nivel global e individual por cada miembro de la sociedad.
  2. Sesgos algorítmicos: Los algoritmos de IA pueden heredar sesgos presentes en los datos con los que son entrenados. Esto puede resultar en discriminación y desigualdad, ya que los sistemas de IA pueden tomar decisiones sesgadas en áreas como el empleo, la justicia y la atención médica. Resolver estos sesgos es un desafío constante. Por no hablar de los sesgos inherentes (conscientes o no) de quienes los diseñan y programan.
  3. Pérdida de empleo: A medida que la IA automatiza tareas anteriormente realizadas por humanos, surgen preocupaciones sobre la pérdida de empleos y la necesidad de reskilling. Los trabajadores se enfrentan al reto de adaptarse a un entorno laboral cambiante y a menudo requieren nuevas habilidades para mantenerse relevantes. En la actualidad cobran fuerza tendencias neoluditas, presentes en nuestra sociedad desde los albores de las primeras revoluciones industriales. Lo que si es cierto es que van a desaparecer trabajos como aparecerán otros nuevos. Pero lo que debemos tener presente es que las IAs y las máquinas nos van a liberar de emplear fuerza laboral en tareas tediosas, peligrosas y repetitivas que hará aflorar una sociedad con más tiempo libre en las próximas décadas y esto tendrá un fuerte impacto en la reconfiguración de nuestras necesidades y anhelos sociales.
  4. Monopolio de datos: Las grandes empresas tecnológicas acumulan enormes cantidades de datos, lo que les otorga un poder desproporcionado en la economía digital. Esto puede limitar la competencia y reducir las opciones disponibles para los consumidores, lo que lleva a una mayor concentración de poder en unas pocas manos. Más allá de cómo manipulan a las personas en su rol de consumidoras, otro gran problema es cómo estas empresas se están convirtiendo en un contrapeso-amenaza frente a los estados. Los entes que detentan nuestra soberanía colectiva y antes los cuales estos conglomerados no quieren responder. Esta es una amenaza de presente, que urge articular con nuevos sistemas de tecnogobernanza.
  5. Privacidad y seguridad: Con la proliferación de la IA, la privacidad y la seguridad de los datos personales se convierten en un reto fundamental. La recopilación y el uso indebido de datos pueden tener graves consecuencias para la seguridad de las personas y la sociedad en su conjunto. La ciberseguridad ha de contemplarse como una herramienta interdisciplinar y transversal a todos las esferas sociales y económicas en las que la actividad digital esté presente.

¿Cómo abordamos estos retos? La respuesta es muy obvia, con medidas proactivas, que no sen reactivas a los problemas que vayan surgiendo y acuciando nuestra realidad:

  • Transparencia y regulación: Las empresas y los gobiernos deben trabajar juntos para garantizar la transparencia en el funcionamiento de los algoritmos de IA y establecer regulaciones adecuadas para proteger los derechos de los individuos.
  • Ética en la IA: La ética debe ser una parte fundamental del desarrollo y la implementación de la IA. Esto implica la identificación y mitigación de sesgos, así como la promoción de prácticas justas y equitativas.
  • Educación y reskilling: Las instituciones educativas y las empresas deben colaborar para capacitar a los trabajadores en habilidades relevantes para la economía digital, fomentando la adaptabilidad y la empleabilidad.
  • Distribución equitativa de datos: Promover la distribución justa de datos y evitar la concentración de poder en manos de unas pocas empresas es esencial para mantener un ecosistema digital equitativo y competitivo.

En resumen, el determinismo digital plantea desafíos significativos en la era de la inteligencia artificial. Sin embargo, con un enfoque en la transparencia, la ética, la educación y la equidad, podemos trabajar juntos para abordar estos retos y aprovechar al máximo el potencial transformador de la IA para el bien de la sociedad.

Esto no es un debate de expertos, políticos y empresas. Es un debate conjunto de TODA la sociedad, donde tu opinión es importante y para ello hacen falta dos cosas: por un lado comenzar a prepararnos colectivamente para este debate con una detenida reflexión de cada una de nuestras opiniones individuales, y por otro, conformar opiniones válidas basadas en el conocimiento y no en el efecto rebaño digital al que nos están adiestrando las redes sociales manipuladas algorítmicamente por aquello que desean evitar a todo coste este necesario y valioso debate social.

De cada uno de nosotros y nosotras depende el resultado final, un 1984 al modo orwelliano o una neodemocracia basada en la gestión experta de una tecnogobernanza al servicio de quienes democráticamente son elegidos para la toma de las decisiones colectivas.

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