Open Apparel Registry: buenas intenciones, pero

La industria de la moda entiende que en la Era del Prosumidor dejar claro desde el principio la trazabilidad de nuestro vestuario va a ser determinante a la hora de determinar nuestra opción de compra y por ende, a la gestión reputacional de la marca que escojamos. Por ello es oportuno dar la bienvenida a la iniciativa Open Apparel Registry. Una iniciativa con muy buenas intenciones, pero

Primero definamos lo que es la OAR, según su web podemos leer que su misión es la siguiente: La misión de Open Apparel Registry es mantener una base de datos de código abierto, neutral y de acceso público de todas las instalaciones en el sector mundial de prendas de vestir y calzado, con el fin de permitir la colaboración de la industria y mejorar la identificación de las fábricas. Esta identificación mejorada se verá facilitada por la ID de OAR exclusiva asignada a cada instalación.

Hasta aquí, todo genial. El problema es cuando nos adentramos en sus protocolos de gestión, toda vez que tenemos una serie de tecnologías que están al servicio de la transparencia, la trazabilidad y su incorruptibilidad. Me refiero a las DLT y en especial al Blockchain.

Sin duda, es una herramienta que nos podrá ayudar a generar más confianza en un sector que abusa de las precarias condiciones laborales de trabajadores que en muchas cosas viven en semi-esclavitud y en el que trabajo con menores está a la orden del día. La OAR podrá comenzar a limar esta cuestión y que las empresas del sector se tomen ésta muy en serio.

Si hay un sector que debe hacer un esfuerzo para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 es este, especialmente en los relativos al Objetivo 8 (Trabajo Decente y Crecimiento Económico) y al Objetivo 12 (Producción y Consumo Responsables).

Y por todo ello hay que dar la bienvenida a esta herramienta, pero…

Lo que no puedo entender es que su Directora de Proyecto, Natalie Grillon en Ethical Trading Iniciative, se despache con un artículo de opinión llamado “Forget Blockchain. First, get the right address”, y aquí es donde debo decir que la OAR puede fracasar porque todo el “andamiaje” de su proyecto puede caer, porque el sistema que plantean no ofrece garantías de trazabilidad y transparencia con un sellado de tiempo específico. Coincido con su análisis de que uno de los grandes problemas de nuestra sociedad es el “bad data”. En la era de la Posverdad esto no tiene discusión alguna, pero precisamente esa es la fortaleza de las tecnologías de registro distribuido, y es esa fortaleza la que va a estar ausente desde el principio en este interesante y necesario proyecto.

Espero que reflexionen, y que el OAR se ayude de una blockchain para generar la confianza no solo entre sus potenciales usuarios, sino en la cadena de valor de la moda que reside en la opinión de sus consumidores.

Una legitimación social corporativa exige ser más audaces para romper las barreras de sistemas de gestión que se resisten a cambiar, y la moda es un sector muy asustadizo. Entiendo parte de la visión de la Señora Grillon, pero…

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