2020: moda, fe y Blockchain

En la antesala del 2020, termina un año convulso en lo político y lo social a escala planetaria. Si hay algo que se le da mal a la Humanidad es gestionar la incertidumbre, y si además la trufamos con los actuales vicios de la posverdad, el cóctel es explosivo. El 2019 que nos deja, es la muestra palpable de ello. En la era de la infoxicación, la estrategia en el desarrollo de nuevos sistemas de gobernanza, sigue siendo una gran asignatura pendiente. Aderezada por el hype de numerosas tecnologías que aún están muy verdes para ser desplegadas y que son el atisbo de posibilidades futuras. Entre ellas, sin duda, están el blockchain, el 5G o la más reciente computación cuántica.

Nos hemos acostumbrado a exigir una utilidad inmediata a prácticamente cualquier tecnología, es más, a que tenga un gran impacto social. Y se nos olvida la curva de aprendizaje (dura) en la mayoría de los casos para que cualquiera de ellas, penetren socialmente. El mismo internet es un claro ejemplo de ello. Desde que fuera publicado en los años 60 del pasado siglo el sistema de gestión de intercambio de paquetes de datos, o el primer email en 1973, o el protocolo TCP/IP en los 80 y la comercialización de los primeros paquetes de acceso a internet en España a mediados de los 90, todo ello suma unos 30 años de desarrollo. Y aquella internet ya no tiene nada que ver con la actual. En el caso del Blockchain, ocurrirá lo mismo.

Fue en enero de 2008 cuando Nakamoto lanzó su paper, y puso en marcha el Bitcoin, proyecto que ha sufrido modificaciones, ha tenido varios forks y además ha desarrollado todo un nuevo tipo de industria: la FinTech, que apenas ha comenzado a andar y amenaza la gobernanza y gestión de procesos del todo poderoso conglomerado bancario y financiero mundial. Y eso es en un solo sector. Las posibilidades son múltiples y afectarán a varios de ellos en los próximos años. Y esto no ha hecho, sino comenzar.

Pero en ese camino, como en toda adopción de una nueva tecnología hay que tener en cuenta un gran riesgo: la verdadera posibilidad y necesidad para su adopción. Ni se pueden matar moscas a cañonazos ni se puede adoptar una tecnología en un entorno profesional por estar de moda o suponer un escalón tecnológico más para una organización.

Uno de los grandes peligros, será la adopción de las tecnologías emergentes en función de dos grandes variables:

  • a ) su viabilidad estratégica y tecnológica; y
  • b) la capacidad de la organización para evolucionar cultural y orgánicamente con su adopción.

No tener en cuenta esta doble variable será, sin duda, uno de los grandes riesgos en los próximos años y en la que habrá que hacer un mayor esfuerzo para adoptar una tecnología, como el blockchain. En concreto, me voy a centrar en las siguientes cuestiones que se resumen en el siguiente cuadro:

Cómo implantar una estrategia Blockchain en una organización, siguiendo el sistema Smart Blockchain de 3CS

5 ideas para la implantación de una Estrategia Blockchain en una organización

A la hora de implantar una estrategia blockchain en un entorno profesional, lo primero que hay que tener en cuenta es la propia filosofía que implica esta tecnología, y por ello hay que desarrollar un entorno de innovación abierta, que sin duda, implica un cambio cultural de la organización. Muy pocas empresas e instituciones están capacitadas para una inmersión en esta tecnología, sin una reflexión profunda de cómo y por qué se va a realizar esta adaptación.

Otra cuestión, nada baladí, es qué tipo de blockchain vamos a utilizar: ¿la necesitamos en una red pública, privada (muy restringida para nosotros), semipermisionada, consorciada (o federada)?, o bien podemos optar por nuevos modelos híbridos en desarrollo que nos den acceso a sólo aquello que necesitamos, sin necesidad de desplegar nodos en la red que elijamos. Además, hemos de tener en cuenta, que dado el estado actual del despliegue de la tecnología, cada vez se generarán nuevas posibilidades y nuevos modelos de DLTs que obligarán a estudios más profusos, sobre qué modelo se debe adoptar.

Esta decisión, afectará también, al modelo de gobernanza que deberemos adoptar, no sólo en relación a la blockchain elegida, sino también al sistema de gestión y de los procesos internos de nuestra organización que se verán altamente modificados por la adopción de esta tecnología.

Pero el cuarto paso, es en el que nos jugaremos el éxito de la operación. No tener en cuenta este paso a priori, nos puede llevar no solo al fracaso de la integración de este tecnología en nuestra organización, sino al colapso de la misma, si no tenemos muy claro los dos anteriores. La elección del modelo de blockchain que vamos a utilizar, nos situará en un escenario que determinará nuestra capacidad para escalar y estandarizar nuestros procesos en un modelo interoperable, y en su caso establecer una estandarización de los mismos en nuestro sector [y ojo, me vas a permitir que haga un “fork” aquí, dejemos de buscar el estándar de blockchain para todo y para todos. Eso ni es posible, ni es deseable. Diferentes procesos, servicios o productos, tienen diferentes necesidades. Además hay sectores y mercados que tienen sus propios sistemas de gestión y/o acceso a sus clientes o procesos, y ello hace necesario la convivencia de toda una panoplia de diferentes DLTs].

Finalmente, no olvidemos que entre otras características, el blockchain aporta un nivel de privacidad y seguridad que hacen que los procesos sean mas resilientes, seguros y transparentes, debido a las capacidades intrínsecas de esta tecnología. Los actuales paradigmas de ciberseguridad en relación a esta DLT, es uno de los grandes retos a resolver mediante su integración. Y esta, hemos de entender, es una característica más, y no debe ser la que condicione su adopción.

En el mercado existen numerosas posibilidades tecnológicas que ayudan a cualquier organización a ser más eficaz y eficiente, pero no todo vale con tal de adoptar el blockchain por estar de moda, o ser una cuasi-exigencia del mercado en determinados entornos competitivos. Esto, ha de ser una premisa constante en la estrategia a elegir. Otra cuestión es si optamos por adoptarlo para provocar elementos disruptivos en nuestra gestión o incluso una “revolución” de la cultura de empresa de nuestra organización.

Tres Pasos para establecer un modelo de blockchain en nuestra organización:

Una vez adoptada la estrategia más interesante para nuestros propósitos, no podemos perder de vista tres pasos que han de ayudar a guiar esta decisión:

  1. Diseña y ejecuta la dApp que mejor se adapte a tus necesidades, o en su defecto cómo integrar una solución blockchain dentro de tu “core” de proyecto o negocio;
  2. Desarrolla una prueba de concepto que te asegure su plena adaptación a tus necesidades; y
  3. La prueba del algodón: cómo escalar tu solución, para poder comercializarla incluso fuera de tu proyecto o negocio.

Observando todos estos pasos y lógica de procesos, podremos establecer una ruta de trabajo que nos lleve a una aplicación eficaz y confiable para nuestro mercado. Pero teniendo siempre a la vista una cuestión: la adopción de esta tecnología obliga insoslayablemente a hacer cambios en la cultura organizacional de la entidad que la lleva a cabo. De lo contrario, la sombra de la derrota en su adopción, no solo puede acabar con el proyecto que pretende integrarla, sino de la propia organización.

Para finalizar, un consejo. En este 2020 el concepto blockchain estará más de moda aún, lo cual implicará una mayor ansiedad para anunciar proyectos o aplicaciones basadas en él. Un altísimo porcentaje fenecerán en el mercado y solo unas pocas serán viables. Y el común denominador será la viabilidad de los planes estratégicos que lo integren en las organizaciones, teniendo muy en cuenta la variable de la cultura organizacional. Este y no otro será el gran reto (y riesgo) de las organizaciones que adapten el blockchain en su tejido empresarial o institucional. ¿Estáis preparados para este cambio?

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