Estamos al borde del abismo, una vez más. Ya he perdido la cuenta. Ese abismo al que la mediocridad de los ¿líderes? europeos nos han acostumbrado. Una Europa (la institucional) secuestrada por Alemania. No hay otra alternativa, que la de Frau Merkel. Quienes han osado desafiarla han perdido el envite, o más bien las escaramuzas en algunas reuniones del Consejo. Pero es que es la tónica habitual desde el inicio de la crisis.
La historia de la UE ha sido la historia de acuerdos y desacuerdos, basados en mayorías y minorías construidas desde varias posiciones: geográficas, demográficas, ideológicas, culturales, por intereses puntuales, etc. Pero en la actualidad se ha establecido una división infranqueable, muy perversa, que es la que degenera en la situación política actual: la de los acreedores versus los deudores.
Pero, ¿hasta que punto esto es cierto? Los hechos no avalan esta distinción, si bien sembrando la duda por intereses políticos el efecto es instantáneo.
Retrocedamos un poco en el tiempo, vayamos a Mesched (Alemania), concretamente en un día de mayo de 2011, la crisis en su apogeo y Frau Merkel sembrando “odio financiero” para sus propósitos (sigo preguntándome a día de hoy, cuáles son los verdaderos propósitos) en plena campaña electoral germana. Allí dijo textualmente: “No podemos tener una moneda común mientras unos tengan tantas vacaciones y otros tan pocas o mientras en Grecia, España y Portugal la gente se jubile mucho antes que en Alemania”. Sin embargo, los datos de la OCDE refutan tal afirmación, la edad media de jubilación en España está en los 62,8 años frente a los 61,5 de Alemania, o las horas trabajadas en España están situadas en 1.653 de media frente a las 1.389 de los alemanes. Una vez más la dictadura del “marco de referencia”: créalo y adáptalo a tus intereses, tira de estereotipos y vacíalo de contenido, el resultado es inmediato en una sociedad acelerada e infoxicada.
Otro dato importante, es que a comienzos de la crisis, España tenía un superávit del 2% del PIB, frente al 0,2% alemán (recordad aquello del “milagro español”) – [Recuerdo que en 2006 en un almuerzo de trabajo con la corresponsal del Handelsblatt en España, se quejaba de la España de ese momento, con lo barata que era años atrás para hacer turismo, saquen sus consecuencias] – Pero es que además, nuestra deuda pública era del 36,3% frente al 65,2% de la alemana, [Algún día me gustaría que alguien nos explicara cómo nuestra deuda se ha colocado al 100% con todos los recortes habidos y por haber. Me pregunto quién ha ganado con la crisis. (Es ironía)]. Es más, España cumplió con los objetivos de déficit del 3% todos los años entre 1999 y 2007, mientras que Alemania solo cumplió con el criterio del déficit en cuatro y solo uno (2001) el de deuda sobre el PIB, y eran años de bonanza económica. ¿Alguien en la sala recuerda alguna sanción o aviso a los “amos” de Europa?, yo tampoco.
Por lo tanto, y para situar el tema, la culpa no es de los países del Sur, algunos hicimos los deberes, y otros, como Alemania se aprovechan de la coyuntura que le propician los “mercados”. Que te financien la deuda y te paguen por ella, que nadie proteste por ello y encima te permitas decir que la culpa es de “los del Sur” es una jugada canalla, pero maestra para tus intereses nacionales.
Otra cosa es la cuestión griega. Mientras que en España y Portugal tuvimos que hacer enormes sacrificios para converger en los mínimos que se planteaban para nuestro ingreso en la CEE en 1986: reconversiones industriales, reformas monetarias y financieras, armonizaciones fiscales, mejoras en el tejido productivo, etc, que produjeron muchas tensiones en la sociedad; los griegos no tuvieron que hacer nada de eso.
Grecia ingresa en 1981 en el club europeo, sin esfuerzo. Aparentemente fue impulsada por el exPresidente francés Valéry Giscard d’Estaing, para frenar las aspiraciones del gobierno laico de Turquía que ansiaba pedir la entrada en la CEE. Turquía y Grecia, tradicionales enemigos, no encajarían en el seno de la organización de forma conjunta, y el ingreso de Grecia supondría un freno a los deseos de Ankara. Pero esto, es la historia oficial.
En realidad, hay que situar tal entrada en su verdadero contexto político, más bien geopolítico. Grecia era el frente oriental de Europa, para frenar las necesidades de acceso al Mediterráneo de la flota soviética, desde el Mar Negro. La tremenda presión de EE.UU., vía Reino Unido (principal valedor del ingreso), para una rápida aceptación de Grecia en el club europeo, lo hicieron posible. Y aquí comienza el problema. Grecia nunca fue filtrada como el resto de los miembros (especialmente en los casos de España, Portugal e Irlanda; Italia es miembro fundador), y siempre se miró a otro lado. De aquellos polvos estos lodos. Grecia, siempre ha sido un familiar incómodo en la Unión. En los 90, recuerdo muchas reuniones en Bruselas donde siempre se bromeaba con las estadísticas griegas y los innumerables chistes que ello deparaba, todo el mundo sabía que Grecia mentía con ellas, pero nadie puso nunca el problema encima de la mesa.
Pero aún así, lo que se está haciendo con el pueblo griego excede mucho de lo que se le puede exigir a una población. Para comenzar los instrumentos e instituciones que intervienen en su “control” financiero no son las contempladas en el Tratado de Lisboa. La UE no dice nada de una “troika“, ni nada parecido (una imposición merkeliana que responde ante ella). El FMI ha tomado el control de la deuda (obviamente de la que le corresponde), pero es que además, el instrumento financiero que determina las ayudas y su aplicación, es otra organización al margen del TFUE, se trata del MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad), que es un remedo ante la inexistencia de una política financiera europea que debe soportar una unión monetaria sin instrumentos de equilibrio propios.
Osea, que tenemos una crisis dentro de la Unión, administrada por instituciones ajenas al marco jurídico del Tratado, debido al secuestro por parte del Consejo Europeo de las funciones de la Comisión, con un Parlamento que lo intenta pero que no tiene poder de decisión sobre estas materias, y sobre todo de un país que determina qué vale y qué no vale, sin apenas discusión. Tras 8 años de austericidio, Europa camina hacia su debacle y Grecia es un apunte.
Grecia, que juega su única carta, la de la geopolítica. Grecia fuera de la UE no tiene futuro alguno, no tiene capacidad para crecer, no exporta productos de valor añadido y su salida del Euro y vuelta al Dracma solo serviría para empobrecer a su población y establecer un mercado turístico barato, tal como anhelaba la corresponsal alemana. Sería un suicidio sociopolítico, que llevaría a Grecia socialmente a mediados de los 70, del pasado siglo.
Pero es la geopolítica, la única baza que pueden jugar. Tsipras no ha dejado de coquetear con Putin en los últimos meses, incluso con China (la nueva propiedad del puerto del Pireo, es un claro ejemplo de ello). Queda saber si es “postureo” o una nueva estrategia política. Los lazos entre rusos y griegos son culturales y religiosos, una eventual salida de Grecia de la UE, aplicando los preceptos del artículo 50 del Tratado es posible (de hecho, la UE capacita a un estado miembro para salir, y es bastante fácil realizarlo desde una justificación política, otra cuestión es la legal-financiera), por lo que la dejaría a un paso de abandonar también la OTAN. Es la única solución posible tras la salida de la UE.
¿Por qué?, porque la salida de la OTAN convierte a Grecia en el mejor amigo europeo de Rusia y China, ello supone energía garantizada y fondos para pagar la deuda del FMI, más nuevos fondos del Banco alternativo que este año ha fundado el gigante asiático.
Esto, originaría muchos movimientos políticos y nuevas relaciones y tensiones internacionales. Obligaría a la UE a salir de su ensimismamiento, observar que el mundo ha cambiado mucho, mientras Merkel nos ha engañado a todos, en su propio provecho. Nos obligaría a desarrollar nuevas políticas, hacer frente a las nuevas coordenadas mundiales: el papel de China, el olvido de EE.UU. de Europa debido a su nueva orientación panpacífica, la aspiraciones rusas, el nivel de tensión que existe en el norte del Mar de la China, con varias potencias enervando sus relaciones (China, Japón y las dos Coreas) y el rol que “organizaciones” como ISIS suponen para la estabilidad del Mediterráneo.
No creo que lo de Grecia sea una bravuconada de Tsipras. Syriza tiene un plan desde el principio, y ese plan está fuera de la UE. No es una coincidencia el pacto de gobierno entre Syriza y los ultranacionalistas de ENEL, hay una ruta bien definida y la ruptura con el Euro y Europa es la excusa perfecta para poder venderla.
Se trata de un “nuevo marco de referencia”, el de la reinvención de las relaciones geopolíticas en el Mediterráneo Oriental. Si Alemania ha utilizado la UE en su propio beneficio a costa de Grecia y de los países del Sur, por qué Grecia, de forma legítima, no va a poder defenderse como entienda que deba hacerlo.
Que defienda esta teoría, no significa que la comparta, pero es la solución más lógica ante el órdago de Atenas. Quizá ha llegado el momento de que haya cambios, para que cambie todo. Y eso, aún no habiendo dicho nada sobre el Banco Central Europeo…
Fantástico recorrido histórico, actual y alusiones al futuro.
Ahora vemos recompensados todos los esfuerzos de la España de los 80 y primeros 90 por entrar en la Europa de la primera velocidad, tan criticada por las posturas conservadoras. Para nada tienen que ver la gestión del Gobierno actual español.
Ante tonterías de #yocongrecia , ¿quién no se conmueve con el sufrimiento? mi gran amigo Paco no busca culpables sino que analiza porque hemos llegado hasta aquí. Descontrol democrático en la UE y pasotismo de esfuerzo a tiempo en Grecia (30 años).
Veo tanto peligro en los “Podemitas” de Grecia de jugar a la guerra fría entre Europa y Oriente como en la in-compasión Centro Europea ante el sufrimiento de cuidados europeos. Si esto lo hacemos con los nuestros, ¿qué no haremos con los que no viven en Europa? Dejamos que se ahoguen en el Mediterráneo.
Quizás impulsar mucho más a Europa desde los que si hemos hecho parte de nuestros deberes y mucho más compromiso por lo que necesitan nuestra ayuda, podría ser una solución. La UE se creó para que no pudiese haber otra guerra, no deberíamos permitir que un socio lo olvidase ni darle motivos para que lo olvide.
Solo sabiendo de que se habla se debería hablar. Para hablar por hablar ya están los tertulianos de la TV. Como siempre Paco, sabes de lo que hablas. Tú estuviste en la creación de muchos foros europeos, conoces a antiguos y nuevos líderes y te apasiona la construcción europea.
Simplemente, me ha gustado mucho tu opinión, que está muy lejos de la postura facilona de amigos comunes en política que hablan de no pagar no se sabe qué.
¿Nos enfrentamos de nuevo a un cambio de paradigma? Seguro