Todavía no es nada familiar el término blockchain para la inmensidad de los consumidores y de la ciudadanía, y ya se están haciendo progresos que van más allá de las actuales limitaciones de las tecnologías de registro distribuido, las DLTs. Son tiempos de cambio tecnológico y social, y como vengo advirtiendo en mi blog, la suma de varias de ellas, irán cambiando la fisionomía y los procesos de nuestra sociedad a una velocidad que apenas percibimos.
Mientras que el blockchain ha llegado para quedarse, hace tiempo que puse mi atención en el proyecto Hashgraph de Hedera (del que ya hablé con anterioridad), que está basado en un concepto matemático que dará mayor robustez a las DLT. Se trata de los grafos acíclicos dirigidos. En ciencias de la computación, un DAG (que es como es conocido en la jerga del sector, viene del inglés: Directed Acyclic Graph), es un grafo (un conjunto de objetos unidos – nodos – mediante sus correspondientes aristas, que permiten una representación relacional de los mismos en un determinado espacio) que no tiene ciclos.
¿Qué significa esto? Es sencillo, significa que no hay caminos directos y unívocos entre los nodos, se pueden realizar por varias alternativas. Su explicación matemática es más sólida y compleja, pero para lo que quiero explicaros es más que suficiente. Y esto está relacionado con los árboles de Merkle, la base de la construcción de los bloques de una blockchain.
Lo que Hashpraph desarrolla es una combinación de gobernanza (permisionada) y de una red de registro distribuido plena. Combinación que por el momento es harto difícil en entornos blockchain, por no decir imposible. Hashgraph también se basa en una algoritmo de consenso que garantiza la tolerancia de fallos bizantinos. La estructura de datos que lo facilita en esta red es una estructura de tipo DAG. El consenso se logra propagando esta compleja estructura de los nodos usando un protocolo único del tipo “gossip”.
No quiero entrar a valorar las cualidades de lo que representa este algoritmo en relación al blockchain, en cómo mejora la trazabilidad de las transacciones, de cómo su mecanismo de consenso es más efectivo por la relación que se establece en los nodos en los procesos de “voto virtual” entre ellos o cómo se realiza el sellado de tiempo gracias al tipo de cálculo de la mediana del tiempo en el que todos los nodos han confirmado un determinado evento (transacción). Si queréis saber por qué es más robusto que Blockchain os recomiendo que leáis este artículo (en inglés).
Pero el modelo de Hedera que es una red estructurada en un consorcio que la mantienen. Todos los miembros sirven en la gobernanza de la misma durante un limitado período de tiempo para evitar problemas futuros (o el desarrollo de forks no deseados ni necesarios). También es muy interesante la forma en la que manejan el PoS (Proof of Stake) para manejar la fragmentación del sistema (Sharding) y sobre todo el sistema de tarifas (fees) que cargan en su criptoeconomía interna: han organizado tres tipos de tarifas, las de los nodos, que pueden ser establecidas por él mismo o por el mercado; las tarifas de servicio, que se pagan directamente al consorcio y las tarifas de la Red que es pagada por cada uno de los nodos a la red para mantenerla en activo.
En la actualidad es un sistema en prueba, que al ser semipermisionado, todavía tiene que determinar cómo va a salir a competir con las redes de blockchain públicas como el bitcoin o ethereum, Pero sin duda es un buen comienzo, para desarrollar nuevos caminos hacia una sociedad des-intermediada.
La cuestión es: ¿es Hashgraph la evolución hacia una blockchain 2.0?
Os seguiré informando de los hitos que se vayan produciendo al respecto. El futuro está por hacerse en las DLTs.