Proyecto Europa 2030

Este mes de mayo la Unión Europea se ha encontrado con un documento que por fin a visto la luz. Tanto la Comisión, como el Consejo y el Parlamento, tienen ya en sus manos las aportaciones del Grupo de Reflexión,

Europa después de la lluvia. Max Ernst
Europa después de la lluvia. Max Ernst

que en los pasados meses ha dirigido Felipe González, y que bajo el nombre de Proyecto Europa 2030, se establecen los retos y oportunidades que Europa ha de hacer frente en las dos próximas décadas, aprovechando además las sinergias intergubernamentales que supone la puesta en marcha de la Estrategia 2020 de la Comisión.

Este Grupo ha contado con el “expertise” de varias y renombradas figuras de la política europea de los últimos 25 años, entre quienes cabe destacar a: Jacques Delors, Lech Walesa, António Vitorino, Vaira Vike-Freiberga, Mario Monti, Vàlery Giscard d’Estaing, Carlos Westendorp y Wim Kok, por citar a algunos.

Lo mejor de este documento, es que está alejado de la pauta política trazada desde la Comisión o por la presidencia del Consejo Europeo. Establece una serie de bases que están más allá del día a día de las instituciones europeas, algo que se traduce en la osadía de hacer propuestas, que a día de hoy, están muy lejos del “mainstream” de Bruselas; por lo que debemos de entender este documento, como un punto de partida, como un punto de reflexión conjunto, no sólo a nivel gubernamental, sino como una oportunidad real de desarrollar un debate ciudadano sobre el futuro de Europa.

Entre todos y todas debemos escribir ese guión conjunto, especialmente ahora de que disponemos de nuevos instrumentos como la Iniciativa Ciudadana Europea, y por supuesto de este debate tenemos la oportunidad de impregnar las agendas políticas nacionales. Una puntualización sobre esto: en la actualidad las agendas políticas nacionales, no sólo están alejadas de los asuntos europeos (salvo los que tienen que ver como resultado de acciones o decisiones derivadas de la situación de crisis y zozobra que vivimos), sino que además la agenda política europea está condicionada por la lamentable visión cortoplacista en la ejecución de la acción política, más imbuida de las necesidades electorales de período en período, que de la necesidad de desarrollar una guía de desarrollo ciudadano, social y económico a medio y largo plazo.

Por todo ello, este documento ha de ser entendido como un soplo de viento fresco, una oportunidad de poder ver más allá de la actual situación política actual. Una situación de enfermedad crónica y que depara posibles pandemias, tal como anticipa en su magnífico libro de Pau Solanilla: “Europa en tiempos de cólera“; las “pandemias” que anticipa son las derivadas de la ausencia del interés de la ciudadanía en el proceso de construcción europeo y por ende la muerte inexorable de la UE. No se trata de querer esto, sino que explica cómo hacer todo lo contrario. Se trata de poner en marcha mecanismos de debate, reflexión y participación gubernamental y ciudadana que ayuden a construir espacios conjuntos que avancen nuestro futuro inmediato. Se trata de hacer del o-Gov y de la e-Participación, los ejes de trabajo de las instituciones europeas en el corto plazo. Se trata de implicar a la sociedad civil en el desarrollo de nuevos mecanismos de participación democrática, efectivos y ejecutivos.

En el texto del Grupo de Reflexión, se plantean grandes retos, que exigirán planteamientos innovadores, cambios de dogmas, nuevas fórmulas de acción institucional, nuevos planteamientos de participación, y por lo tanto la capacidad de toda la sociedad a la adaptación y flexibilidad ante los cambios constantes que nos depara este inestable inicio de milenio.

Entre los temas que toca el Grupo de Reflexión, hay auténticos tabúes, como el que se refiere a la necesidad de contar con la energía nuclear en el futuro inmediato para disminuir nuestra dependencia energética de otras potencias regionales, lo cual supone un gran desafío. Por otro lado, recuerda la necesidad de tener en cuenta nuestros pactos con Turquía, y hacer entender a la comunidad mundial que la UE supone un espacio de convivencia ciudadana ,que va más allá de los conceptos tradicionales vinculados al desarrollo del crecimiento europeo. También habla de la necesidad de redefinir el concepto y modelo del Mercado Único, partiendo de la necesidad de reformar los sistemas de control financieros de los estados y de las multinacionales y especialmente de los mercados especulativos. Añade el necesario debate sobre el desarrollo de una Europa abierta a la inmigración, como motor de desarrollo de la Unión, frente a las tendencias xenófobas de nuestros estados, debido a los momentos de incertidumbre económica que vivimos.

Y además, establece la necesidad de redefinir nuestros sistemas de jubilación, claramente insuficientes en una Europa que envejece más y mejor, lo cual ha de establecer un nuevo pacto social del trabajo. Pero sobre todo incide en la necesidad de hacer de Europa, la Sociedad del Conocimiento por excelencia en todo el planeta. Este debe ser el leit motiv de la UE en las próximas décadas: la gestión del conocimiento. Sólo 27 de las 100 mejores universidades del mundo son europeas, 57  son norteamericanas, por lo tanto la gestión del I+D+i, tanto en el nivel formativo de la educación superior, como en la gestión diaria de todo el entramado empresarial, incluyendo a las PYMES, será el factor que introducirá el cambio de paradigma del modelo productivo.

No me extiendo más, os dejo el documento íntegro del Grupo de Reflexión, para lo que podáis leer y, si os parece, debatir en la Red:

Proyecto Europa 2030

2 comentarios en «Proyecto Europa 2030»

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