Hay una cierta pulsión mediática y política en incidir en la necesaria digitalización de nuestra sociedad. La hiperaceleración digital del actual contexto de la pandemia que se hipertrofiará en el siguiente contexto de crecimiento cuando ésta haya sido considerada como erradicada, supondrá un problema añadido.
Pero este concepto sigue siendo, a mi juicio, malinterpretado. La digitalización no consiste en cambiar de un mundo de gestión físico a uno digital (con sus necesarias hibridaciones) sin más. Implica un profundo cambio cultural en las personas, las empresas y las instituciones. Y ese cambio cultural implica cambio de procesos y de mentalidades, con una capa más compleja aún. Debido a la paulatina incorporación de una capa tecnológica con considerables convergencias de diferentes tecnologías que devienen en un gran cambio de paradigma social como nunca ha existido antes.
El cambio de paradigma
Se abusa mucho del concepto “cambio de paradigma”, pero cuando Thomas S. Kuhn definió la estructura de las revoluciones científicas definió los operadores lógicos que enmarcan un verdadero cambio de paradigma. El actual contexto encaja a la perfección. La irrupción de internet fue solo el comienzo de este movimiento, en el que tecnologías como el blockchain, la inteligencia artificial y la computación cuántica son el colofón del inicio de una nueva sociedad que emergerá. Ni peor ni mejor, tan solo diferente a todo lo que hemos conocido. La cuestión es que se nos supone un bagaje como especie que nos debería servir como elemento de juicio para que la sociedad que emerja sea mejor que lo anterior conocido. Pero esto es otra cuestión diferente a lo que quiero trasladar.
El verdadero reto no está en ir sumando capas tecnológicas a nuestros ámbitos de gestión. La cuestión es si estamos adaptados al cambio cultural que exigen. Y ese cambio cultural exige un aprendizaje continuo con formatos (complicados) de des-aprendizaje. En este contexto “desaprender” se convierte en un punto crítico. No solo a nivel personal, sino también a nivel organizacional. Y ya no solo desde un punto de vista formativo, sino de encajar ese proceso en un escenario de datificación y tecnificación constantes con un crecimiento de ambos no lineal.
Es necesario crear una alianza público-privada que ayude a nivel político y social poder andar este camino conjuntamente y de forma coordinada. Seguimos viendo el desarrollo tecnológico con los “ojos” de las pasadas olas tecnológicas y la actual poco o nada tiene que ver con ellas, ni siquiera con los problemas ni soluciones que avanzaron en su momento.
Retos
En el contexto actual hace falta una hibridación de conocimientos y aptitudes como nunca habíamos enfrentado antes. Hace falta comenzar a discutir en la arena pública si los robots industriales han de pagar impuestos como lo hacen el resto de los trabajadores. Es necesario desarrollar una nueva teoría fiscal y deontológica de los algoritmos y sus implicaciones sociales. Hay que desarrollar toda una nueva filosofía y regulación de la inteligencia artificial en el contexto actual y en el futuro. Todo lo anterior exige desarrollar nuevos marcos de ciberseguridad en el nuevo contexto digital, dado que la internet que hemos conocido hasta ahora ya no nos sirve. Son muchas las amenazas a las que hay que hacer frente.
El blockchain es una oportunidad en este sentido al pasar de un internet de la información a un internet del valor donde los usuarios sean quienes controlen y decidan sobre sus datos, lejos de modelo “feudodigital” que Google o Facebook han construido y que nos han convertido a todos en obreros sin remuneración de sus herramientas.
Las necesarias y urgentes soluciones
Entender la complejidad de esta situación y poner soluciones ahora y no esperar a ver qué pasa o hacen otros, será la diferencia entre ser un país con futuro o un país atado al pasado y condenado a ser un proveedor de servicios de poco valor. En los últimos meses el esfuerzo por poner en marcha la Estrategia Nacional de I+D, el programa España Digital 2025 o el de Administración Digital 2021-2025, son sin duda una apuesta pero faltan algunos detalles de la ecuación que nos permitiría avanzar en esto. Los enumero:
- Creación del Ministerio de Transformación Digital del Estado, incluyendo secretarías de estado específicas para la IA, el blockchain y las redes de comunicación futuras (6G y las que vendrán). Este ministerio ha de ser transversal y constar con una estructura de coordinación con las comunidades autónomas y en especial las ciudades. Así como un sistema de coordinación y apoyo con el entramado empresarial tecnológico y los centros de investigación de todo el estado. Exige sistemas de gobernanza más ágiles y descentralizados que permitan una mayor eficacia y aprovecharse de todo el conocimiento distribuido que hay en el conjunto de la sociedad española.
- Fomentar, desde ya, el catálogo de capacidades digitales en los diferentes recursos educativos. No solo a nivel de la universidad (haciéndolos más flexibles y adaptables) sino especialmente en el nivel de la formación profesional. Existen decenas de nichos de mercado que exigen nuevas capacidades y estos a su vez crearán otros nuevos.
- Es necesario iniciar un debate en Europa sobre la reorientación de la protección de los datos. El RGPD es una consecuencia de cómo ha funcionado internet hasta ahora. Dado que el poder está en las empresas y somos los usuarios quienes hemos de ejercitar nuestros derechos, esto ha creado un monstruo jurídico que nos impide hacer desarrollos disruptivos. Con la aproximación a la gestión de los datos que implica el blockchain, este desarrollo debería invertirse y ser mucho más laxo. En caso contrario no podremos luchar contra las propuestas que vengan de China u otros competidores, porque carecen de esa pesada carga. Si bien la protección jurídica es un bien en sí mismo, no podemos dejar que esto sea un lastre para nuestro futuro. Este es uno de los principales cambios de paradigma al que tenemos que hacer frente. Dar soluciones a tiempo es parte de ganar el futuro.
- Crear un ecosistema español interconectado que nos permita crecer exponencialmente. Tenemos liderazgo europeo en la IA, el blockchain, energías renovables o física de partículas, por citar algunas. Utilicemos estas capacidades para transformar nuestra sociedad creando valor añadido y crecimiento económico.
Estas son algunas de las cuestiones a las que tenemos que hacer frente para entender el futuro. Evitar las debilidades de la alta fragmentación de nuestros sectores tecnológicos (a pesar de sus altas capacidades) y la tardanza en la transformación digital de nuestras administraciones y empresas deben ser los dos grandes ejes de transformación de nuestra sociedad que deben ser cambiados gracias a los Fondos Next Generation EU. Es una oportunidad que no debe ser desaprovechada. Y especialmente en el contexto que nos llega. La necesidad de crear empleo para sacar adelante a tantas familias que lo han pasado mal durante la pandemia y que el PIB suba para avanzar colectivamente y reducir nuestra deuda, va a ser una gran tensión social y política que se va a ver impelida por lo inmediato y por la eclosión (de nuevo) del modelo turístico que con muchas garantías representa España. NO estamos hablando de crear tan solo una nueva economía, estamos hablando de crear una nueva sociedad.
La cuestión es, ¿sabremos conjugar estos dos enfoques sin renunciar a un futuro de valor para nuestro país?, ¿serán las administraciones capaces de transformarse culturalmente antes que tecnológicamente?, ¿entenderá la sociedad española en su conjunto lo que implica este cambio de paradigma?, ¿entenderán nuestros representantes políticos que con la propaganda y los mensajes simples no sirven para ganara el futuro?
Y tú, ¿qué opinas?
La administración no está preparada, ni se puede preparar para lo que propones con el actual sistema de permanencia en la función pública de los que aprobaron una examen de otra época. El poco aprecio por lo público en tiempos políticos donde prima la rebaja de impuestos por encima de todo y la mala imagen colectiva de la función pública harán muy difícil lo que propones.
Las soluciones que presentas son un magnifico camino a recorrer y, sobre todo, la oportunidad que nos presenta la nueva configuración de los fondos europeos hace pensar que esta década será decisiva. O damos un salto para converger de verdad con el resto de países adelantados, convirtiéndose en uno de ellos, o perderemos el tren definitivamente para 2 o 3 generaciones.
Tan solo difiero de lo que plateas en el posible pago de impuestos de los robots, al estilo de las personas que trabajan. Los trabajadores pagan impuestos porque reciben contraprestaciones personales o para el conjunto de la sociedad. La compra venta de maquinaria actualmente paga impuestos, no sé por qué deberían pagar más. El aumento de la productividad de una empresa no debería grabarse más ni penalizarse. En mi opinión, sería un error frenar el avance productivo. Las empresas deben ser más productivas para competir, son las que sí deberían pagar impuestos, que ya lo hacen, en base a sus beneficios, para compartirlos en la construcción de una sociedad que es su fuente de demanda.
Paco Luis, como siempre, gracias por tu reflexión.