Vergonzoso acuerdo Turquía-UE

Sí, es vergonzoso sin más. Pero no solo por la cuestión humanitaria que entraña tan terrible decisión. Es una rendición, una claudicación a los principios rectores de los padres fundadores del ideal europeo, en pos de “alejar” el problema más allá derefugiados frontera grego-macedonia nuestras fronteras. Somos unos ilusos, estamos postergando una realidad que se dará de bruces con nuestro futuro inmediato.

No solo es un problema europeo. La actual crisis humanitaria con sirios, afganos e iraquíes no es tan solo de la UE, es la herencia envenenada del peor gobierno de los EE.UU. en un siglo, es la herencia de un personaje que nos ha traído lo peor de la globalización por su codicia y estulticia: me refiero al gobierno de George Bush Jr. por su culpa y su nefasta gestión del Post 11-S nos encontramos con la actual situación: Irak y Afganistán como estados fallidos, Siria aspirando a ello y los tres países bajo el control del ISIS. Una organización que lejos de ser tan solo una organización terrorista, es ya un protopaís que controla casi todo Irak y casi toda Siria, por no hablar de la connivencia del gobierno turco con esta ralea en su afán de exterminar al pueblo kurdo y como no, por su simpatía con los principios de daesh. No en vano Erdogan constriñe cada vez más los principios laicos de Ataturk para crear una república teocrática en Turquía, eliminando a toda la oposición posible, día a día, sin que occidente diga nada.

Y sí, reconozco que esto es una gran simplificación, pero para nada alejada de la realidad. Hoy se ha dado un paso más, con esa esperpéntica escenificación de una reunión de los 28 con el corrupto gobierno del sátrapa Erdogan que aleja con cada decisión que toma, a Turquía de ser el país que lustros atrás podría haber sido el nexo de unión entre occidente y el Islam bajo la égida de la Unión Europea.

Hoy, Europa ha claudicado, por el miedo a no saber cómo afrentar su futuro, por no querer o poder hacer frente a los nuevos retos de este incierto siglo.

Hoy, somos menos Europa y somos más una “cárcel de oro” que consume sus últimos compases en el escenario internacional.

O tomamos la decisión de cambiar y hacer frente a los desafíos globales sin miedo, como hicimos al final de la II Guerra Mundial o nos estaremos condenando de antemano a desaparecer de los libros de Historia como hegemón sociopolítico.

Urgen nuevos liderazgos y nuevas políticas, con las actuales estamos condenados a nuestra extinción como modelo a imitar…

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